"EL HOMBRE ES ESTO: UN SER DE ENERGIA EN UNA GALAXIA DE ENERGIAS, DINAMICAMENTE VINCULADO A TODA LA VIDA Y A LAS FUERZAS DEL UNIVERSO."

Es el campo donde todo sucede. Es la vida.

El hombre siempre tuvo conciencia de que esa energía existía, y a lo largo del tiempo se le atribuyeron varios nombres: energía KI, energía vital, Prana, Mana, Munis, Magnale Magnum, magnetismo animal, fuerza ódica, rayos-N, fuerza "X", energía orgoni,  Aura éter, psicosomática, energía bioplasmática, energía psicotrónica, etc.

Desde tiempos inmemoriales el hombre conoce esa energía que aparece como una aureola en la cabeza de los santos, está presente en las curas por la imposición de manos, en la bendición que echan los ancianos, los padres y los clérigos, en la rabdoscopia, en los fenómenos psi-kapa, en la telepatía, en las terapias alternativas, como el Do-In, la acupuntura, Shiatsu, moscabustión, etc.

Actualmente, con la Kirleografia, que es la fotografia del aura, podemos ver y estudiar la Bioenergía y sus efectos. Hoy sabemos que ella está directamente vinculada a la salud física y mental de los seres vivos, y que toda enfermedad, incluso antes de manifestarse en el cuerpo, ya se puede detectar a través del flujo de bioenergía en ese cuerpo.

Si ese flujo se corrige y se equilibra, se puede evitar la manifestación de la enfermedad.

La Bioenergía se manifiesta en dos polos opuestos y complementarios: IN – YANG (masculino femenino, caliente frío, luz sombra, centrípeto centrifugo, etc.).

El campo bioenergético está modulado por formas, de tal manera que todas las cosas adquieren un potencial energético propio, obedeciendo siempre a los principios de la polarización.

Así podemos caracterizar los alimentos en IN o YANG, según su forma, su color, sabor, etc. (macrobiótica).

Todas las cosas, por lo tanto, tienen su polarización, de acuerdo con sus dimensiones y formas, y pueden intervenir por resonancia sobre los seres vivos, produciendo efectos benéficos o no, según el potencial de su polarización.