"MAIA" EL MUNDO DE LA ILUSIONLa sed de saber es innata en ser humano. Desde lo nacimiento asta la muerte buscamos conocer tudo lo que nos rodea. Cómo es esto?.. Por qué aquéllo?.. como se hace?.. De dónde viene?
Esa eterna ansiedad, que no se satisface jamás, es porque lo que se busca es algo que se escabulle e insiste en ocultarse a la luz de la sabiduria. A cada cortina que se levanta, aparece outra más. En el ámbito de la ciencia, hemos dividido la materia hasta su último fragmento: la molécula. Es imposíble dividirla mas,sim modoficar sus características físicas. Sin embargo,no estamos contentos; ese conocimiento no sacia nuestra sed, queremos más, pero qué otra cosa?
Hemos fragmentado la molécula y hemos descubierto el átomo. De esa forma, el Universo cambió de aspecto. La infinita complejidad de cosas que lo componían, formas, colores, sabores, manifiestos en cosas sencillas a simple vista, como las flores, las piedras, el agua, el aire, las nubes y tantas otras, ahora han quedado reducidas a 96 elementos. ¡Eso es! La infinitud de cosas bellas que componen el Universo, el mundo en que vivimos, son meras composiciones de estos 96 tipos de bolitas sin color, sin brillo, sin gracia alguna: los átomos.
¿Estamos satisfechos ahora? No. No es lo que queremos. La ansiedad que nos impulsa a buscar algo más, no ha terminado. Al contrario, creció más todavía.
Dijeron que el átomo era indivisible; que deberíamos decir basta, no más. Pero resulta que no es así, la ansiedad nos empuja a levantar otro velo, a abrir otra cortina, en el afán de encontrar lo que buscamos. Hemos dividido el átomo y descubrimos sus partículas; los protones, los electrones y los neutrones. Nos hemos adueñado de energías descomunales, capaces de destruir ese mismo Planeta en que vivimos, pero no hemos logrado saciar el afán de búsqueda que nos condujo allí.
Hemos penetrado la esencia de las partículas, hemos definido el electrón como UNA PORCION DE LA NADA CON CARGA NEGATIVA. ¡Qué ironía! Desde un principio buscábamos el TODO y hemos llegado a la NADA... Sócrates tenía razón cuando decía: "Sólo sé que nada sé". Pero no nos rendimos: si entre las cosas visibles no encontramos lo que buscamos, nos volcamos a lo invisible. Creamos dioses por doquier, paraísos, infiernos, purgatorios, ángeles y demonios, y los ponemos a nuestro servicio, para que ellos carguen con nuestras virtudes y nuestras culpas. Pero así y todo, el afán de búsqueda no se acaba. ¿Qué hacer? ¿Cómo satisfacer esa sed? ¿Qué queremos conocer?
Queremos conocer el PRINCIPIO de todo, la razón de las cosas, el porqué de la existencia. En este PRINCIPIO está el FIN de nuestra búsqueda, queremos el ALPHA y el OMEGA de la razón y de la creación. En el meollo del ALPHA y del OMEGA está toda la verdad. Esta es la gnosis del PAN y este PAN es el ON, es el SOY, la conciencia de sí mismo, el CONOCETE A TI MISMO.
El mensaje del símbolo de la teognosis adoptado por la "SOU" busca enseñar el camino para alcanzar la sabiduría del TODO, es decir, el autoconocimiento. Hermes Trismegisto decía: "Conoce a ti mismo y conocerás el Todo y los Dioses".
Lo que es... no existe todavía... y lo que existe, ya no está allí !!!
Para entender mejor la subjetividad del mundo que nos rodea, es necesario entender la relación entre tres cosas aparentemente distintas pero inseparables, que rigen el universo.
Son ellas: el ESPACIO, el TIEMPO y el MOVIMIENTO.
Es imposible entender un espacio sin un movimiento en un determinado tiempo.
Tampoco se puede entender un tiempo sin movimiento en determinado espacio.
Y no hay movimiento fuera del espacio y del tiempo.
Cuando se anula uno cualquiera de estos tres componentes, los otros dos desaparecen; y es porque no son potencialidades físicas sino síquicas; no son componentes del universo físico, sino del que observa ese universo.
Un evento cualquiera sólo sucede cuando lo atestigua un observador, y éste lo entiende si se manifiesta dentro de estas tres dimensiones: espacio, tiempo y movimiento.
Por eso, si no hay observador, no hay eventos.
Considerando que el universo es un conjunto de eventos, concluimos que el universo existe porque hay un observador que lo atestigua.
Cuando los eventos se modifican en el espacio y en el tiempo, el universo se altera, hay cosas que desaparecen y otras que surgen en su lugar, pero si eliminamos el observador, el universo entero deja de existir.
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